martes, 4 de junio de 2013

Más que una tarta, una falla: Café, chocolate y bizcocho regado con un rico cóctel



¿Qué hacer cuando te encargan una tarta para una despedida de soltero y no quieres acabar haciendo una horterada? Pues si es de chicos no hacerla cursi, porque se mirarían todos avergonzados y fingirían que les ha gustado. Y de volver a confiar en ti para que les hagas otra ni hablar. Además, en una despedida toca más reírse que ponerse sentimentales. Si añadimos que el novio en cuestión es el primero que se casa del grupo y la tarta te la han pedido sus amigos, está claro que van a querer que la novia aparezca como la malvada que ha atrapado al ingenuo chaval (aunque la adoren). Y si haces que ellos (los amigos), aparezcan como los héroes que tienen que rescatar al pipiolín, el éxito está asegurado. Al menos visualmente, porque a estos amigos les gusta comer de verdad.

Aunque por la foto no lo parezca, todo es comestible en esta tarta. Utilicé varias técnicas para decorarla siguiendo la única premisa que me habían dado: Que él aparezca como un preso. A partir de ahí me imaginé la tarta como una especie de Alcatraz, en la que todo lo que le impedía escapar de la prisión tenía que ver con la novia. Hice la cobertura de la tarta y el muñeco principal con mi versión de mazapán (ya que lo voy a manipular, no le pongo huevo). Casi todo el color lo hago tintando la mezcla con colorantes alimentarios, pero también di detalles a pincel. Hice unas cuantas galletas y las cubrí con impresiones comestibles (hace unos posts hablé de esto). La cara de la novia aparece en la bola que atrapa el pie del preso, en los tiburones que rodean la tarta y los guardias que le custodian. También hice otra galleta con forma de barco pirata, cuyos tripulantes son los amigos que pretenden llevarse al novio. Menos mal que hasta la novia se rió del chiste, porque es una buena amiga mía.

Para el interior utilicé un clásico que nunca me falla. Bizcocho de vainilla, crema de chocolate y mus de moca, regado con lugumba. Aunque visualmente el corte queda mejor con un bizcocho de chocolate, la combinación perfecta de sabores para mi es esta sin duda. Aun así, como hice muchas capas de poco grosor cada una, el corte quedó muy vistoso. Tanto que no dio tiempo a hacer muchas fotos porque decía "¡cómeme!", y me consta que así lo hicieron.


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